M.V.Z. Dipl. Martha Domínguez Bustamante
Los gatos son por naturaleza limpios y se acicalan diariamente. Cuando son bebés, la mamá se encarga de acicalarlos durante el primer mes de vida. De ahí a las 6 semanas de edad, el gatito aprende a limpiarse solo, hábito que conservará durante toda su vida. Los gatos se acicalan unos a otros como parte de su interacción y para establecer vínculos duraderos. Esta actividad se realiza frecuentemente como parte de su rutina diaria, especialmente después de comer o dormir. El gato usa su lengua para limpiarse, pues ésta es particularmente áspera debido a que posee una gran cantidad de papilas en forma de pequeños puntos resaltados. Estas papilas recogen el pelo desprendido, grasas y partículas de suciedad. El gato traga estas sustancias en vez de escupirlas, lo cual puede ocasionar problemas, especialmente en gatos de pelo largo al formar grumos de pelo en su estómago o intestino. Las razas de pelo largo requieren, por lo tanto, un poco más de cuidado pues corren el riesgo de enfermarse seriamente por el pelo ingerido. En este caso aparte de usar el cepillo para cepillar al gato, debemos usar un peine metálico con las puntas redondas para no lastimar la piel. La mejor manera de peinarlo es ir de la cabeza al cuello, después bajar hasta el cuerpo, peinando con cuidado al principio y después con más vigor. También se deben cepillar la cola y el vientre.
Los dientes de los gatos también ameritan cuidados ya que pueden desarrollar cálculos dentales. El cálculo dental es una bacteria que vive en el sarro de los dientes y se forma tanto por la acumulación de comida como por la dureza del agua. Si nos fijamos con atención podremos notar que aparecen pequeñas protuberancias entre los dientes que indican hinchazón en la encía y que forman pústulas que al canalizar su contenido va infectando el resto de la dentadura, llegando a causar abscesos que causan gran dolor al gato, pérdida de dientes y mal aliento. Por eso es importante limpiar con una gasa los dientes del gato por lo menos una vez por semana, y llevarlo a una limpieza dental con el veterinario cada 6 meses o por lo menos cada año. Normalmente no es necesario limpiar las orejas, los oídos o los ojos, a menos que presenten alguna anomalía.
Es de vital importancia cuidar la salud de nuestro gato, asegurándonos de que han sido vacunados contra las enfermedades más serias y comunes como serían: Rinotraqueitis viral felina, panleucopenia, calcivirus, leucemia viral felina y rabia. Los animales jóvenes necesitan 3 vacunas por año al igual que 3 desparasitaciones, y en el gato adulto serían 2 vacunas por año y también 3 desparasitaciones. La esterilización también es optada por los dueños para que su gato sea más casero, es decir, que el gato siempre estará en casa y uno que no esté operado será el rey del vecindario en busca de hembras para aparearse y peleará con todos los machos, lo que hace que venga todo lleno de heridas y lesiones. No es raro que un gato sin castar se ausente por varios días, después, él regresa como si nada, flaco y maltrecho. Desde el punto de vista de los dueños de un gato sin castrar no es disfrutable, pues su conducta es más agresiva y menos afectiva.
Respecto a la alimentación, la mayoría de los gatos prefieren comer poco y seguido, es necesario que el gato tenga abundante agua, también podemos darle leche pero nunca se debe sustituir la leche por el agua. Cuando el gato se queda solo mucho tiempo, es preferible la comida seca. Se dice que la comida seca crea el síndrome urológico felino. En realidad, no hay problema con la comida en si misma, sino con la posible deficiencia de ingesta de líquidos por parte del gato, ya sea por descuido de unos mismo o porque el gato se siente satisfecho tomando poca agua. Este desorden por lo general, afecta más a los machos porque la uretra es más pequeña que en la hembra. La comida seca puede ser solamente uno de los factores que contribuyen al desarrollo de esta enfermedad.